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Una gran grúa saca el casco del pesquero bermeano un mes después de encallar
Deba. Un mes y cuatro días después del accidente, el barco pesquero Motxo fue extraído ayer de la rasa mareal de Deba en la que encalló el pasado 4 de noviembre. Y la operación, según relataron los responsables, fue todo un éxito tanto por el tiempo récord de 45 minutos que se necesitaron para levantar el barco, como por la complejidad de la operación.
Según informó el propietario de Grúas Usabiaga, Patxi Usabiaga, la maniobra resultó algo más complicada de lo previsto, ya que el pesquero pesó 50 toneladas más de las previstas inicialmente: 187 toneladas frente a las 137 que se preveían. Además, durante la noche se produjo un pequeño problema eléctrico que ralentizó la marcha de los trabajos, y, por si fuera poco, antes de elevar el barco, hubo que extraer los 3.000 litros de gasoil que todavía quedaban en los tanques del interior de la nave.
A pesar de los imprevistos, la operación pudo arrancar pasadas las 13.30 horas y se desarrolló con éxito. La pieza clave de la jornada fue la enorme grúa de 80 metros de largo, 20 de ancho y una pluma de 77 metros de longitud que se utilizó para levantar el barco. Y es que la pieza, de propiedad de Usabiaga, tiene capacidad para transportar hasta 200 toneladas de peso, por lo que el pesquero bermeano pudo ser levantado sin problemas del biotopo protegido.
Así, tal y como estaba previsto, el Motxo fue apoyado en la explanada superior en la que se encontraba la grúa y en la que se desarrollarán las labores de desguace en los próximos días. Como medida de precaución, según explicó Usabiaga, se optó por mantener el barco sujeto a la grúa de forma que el peso de la maquinaria no provoque hundimientos y desprendimientos de tierra. Sin perderse un detalle de la operación, la armadora del pesquero, Josune Rentería, presenció en directo el levantamiento del barco. Y no pudo contener las lágrimas. "Todo ha ido según lo previsto y estamos muy contentos. Pero habrá que esperar para que esta pesadilla termine del todo", explicó a media tarde de ayer, después de dar por finalizada la jornada de trabajo.
Como curiosidad, en una primera inspección, la armadora comprobó que faltaba una de las hélices del Motxo y se mostró sorprendida porque alguien hubiera sustraído semejante pieza ya que, según sus cálculos, su peso ronda los 110 kilos. Además, recordó que el acceso al lugar en el que se encontraba encallado el navío es muy dificultoso.
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